Friburgo, la ciudad verde
Friburgo de Brisgovia tiene uno de los cascos antiguos más bellos de Alemania y es una ciudad que durante años ha trabajado por ser un lugar que cuida el medio ambiente y el bienestar de sus habitantes, lo que ha hecho que se convierta en un ejemplo a imitar por otras ciudades alemanas. Friburgo es un lugar que se puede recorrer sin mapa y que sorprende por sus preciosos canales y la impresionante catedral con una torre de 116 metros de altura.
Friburgo de Brisgovia, considerada la capital de la Selva Negra tiene uno de los cascos antiguos más bellos de Alemania. Es una ciudad con 200.000 habitantes que merece visitar y que presume de ser “verde y ecológica”. Sus prioridades son el cuidado del medio ambiente, la sostenibilidad y el bienestar de sus habitantes. Hay quien asegura que es el modelo a imitar por otras urbes germanas.
Por eso en su centro histórico, reconstruido respetando la fisonomía medieval que tuvo desde su fundación en 112, no pueden entrar coches. Los dueños de la calle son los tranvías, las bicicletas y los peatones.
En su casco histórico destaca la torre gótica de la impresionante catedral, que con sus 116 metros de altura es una de las obras de arquitectura religiosa alemana más bellas. La Catedral o Münster es el gran monumento que hay que ver en Friburgo. Se trata de un enorme edificio de estilo gótico construido en arenisca roja. Lo más espectacular de la catedral es quizá, su fachada occidental. La Portalada gótica que encontramos en la entrada principal dispone de una bellísima decoración en forma de múltiples estatuas, policromadas todas, tanto en el tímpano, como en la jamba y las arquivoltas. La plaza de la catedral es la más grande del centro, y allí se celebran los mercados semanales todos los días, excepto los domingos.
DOS AYUNTAMIENTOS
En la Plaza del Ayuntamiento se encuentran hasta dos ayuntamientos: el nuevo y el viejo. El Ayuntamiento Nuevo se trata de un edificio de finales del siglo XIX que surge de la reforma de una antigua construcción renacentista que había hecho las funciones de claustro de la Universidad.
Los pequeños canales que se construyeron para abastecer de agua a la ciudad, la atraviesan y son conocidos como Bächle. Los canales crean estampas preciosas y le dan mucho encanto.
Hoy en día sirven para refrescarse en los calurosos días de verano y para que los pequeños jueguen a los barquitos que se venden en muchísimas tiendas. Dicen que si metes los pies o manos en uno de estos canales, volverás a la ciudad.
Friburgo tiene fama de ser un pueblo feliz en el que se vive muy bien. Una de esas ciudades que cuando las visitas piensas que te gustaría quedarte a vivir. Sus dimensiones invitan además a descubrirla sin mapa, porque es pequeña y accesible. Y una de sus grandes bazas es la naturaleza y el entorno que la rodea. Estar situado en el corazón de la Selva Negra garantiza disfrutar de planes en la naturaleza.
FUNICULAR
El funicular es otro punto de visita obligada porque es el funicular más largo de Alemania para escalar, durante unos 20 minutos, los más de 1.200 metros del famoso cerro Schauninsland en la Selva Negra.
Cerca de Friburgo merece la pena visitar el Lago Titisee, e parque de animales Steinwasen Park: parque de atracciones con animales, las Cascadas de Triberg y sus relojes de cuco y el Lago Schluchsee.
Una ciudad alemana que sorprende y enamora. ¿Te animas a visitarla?