El hotel fantasma de Hitler
En la isla alemana de Rügen se halla abandonado un gran hotel que construyó Hitler y que nunca se inauguró.
Fuente de la imagen: Destino Infinito
Construido para ser “el más largo y el más imponente, para una raza superior”. Ésta era al menos la idea que tenía en su perturbada mente el dictador nazi Adolf Hitler cuando mandó erigir el hotel de playa Prora. El complejo está ubicado a orillas del mar Báltico, al suroeste de Alemania, y cuenta con cinco kilómetros de longitud y 10.000 habitaciones.
Pero este engendro del III Reich nunca llegó a abrir sus puertas, y hoy en día, más de 70 años después, es sólo una sucesión de enormes edificios fantasmas que se va deteriorando lentamente.
Un hotel para el pueblo ario
La isla de Rügen, una idílica zona costera alemana con playas de fina arena blanca y aguas azules rodeadas de frondosos bosques, fue la elegida por Hitler para que los trabajadores alemanes pasaran sus vacaciones. Eso sí, todos tenían que ser muy rubios y muy blancos de piel.
Fuente de la imagen: El Correo
Los panfletos que promocionaban el complejo turístico recogían las palabras del Führer: “Quiero que todos los trabajadores alemanes puedan acceder a unas vacaciones suficientes y que se haga todo lo posible para que todo su tiempo de ocio les proporcione el necesario descanso. Mi deseo es que el pueblo alemán sea mentalmente fuerte”. Pero las verdaderas intenciones de Hitler eran muy distintas, ya que el hotel fue planificado para poder adoctrinar a los alemanes, incluso estando de “vacaciones”.
El complejo turístico Prora
Estaba formado por ocho bloques residenciales, cada uno de alrededor de 500 metros, situados en torno a una especie de patio de ceremonias. Se instaló también un muelle y varios bloques para restaurantes. El complejo fue diseñado por el constructor nazi Clemens Klotz, y contó con 11 arquitectos y 9.000 trabajadores.
Robert Ley, jefe de organización del régimen y máximo dirigente del sindicato del partido, iba a ser el encargado de organizar los viajes a esta “ciudad de vacaciones”. Para ello se le nombró responsable de “Fuerza a través de la alegría”, o KDF, algo parecido a una agencia de viajes que ofrecía viajes y cruceros a precio muy económico.
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El Hotel Prora se construyó a imitación de los complejos de vacaciones de la Italia fascista de Mussolini. Se trataban en realidad de grandes moles de cemento en los que veraneaban miles de personas. Pero el proyecto nazi nunca llegó a abrir sus puertas. Tras estallar la II Guerra Mundial, todos los constructores y obreros que trabajaban en la “ciudad de vacaciones” tuvieron que irse a las fábricas de armas. Tras perder la contienda, el complejo vacacional quedó totalmente olvidado, siendo utilizado por los soviéticos durante un tiempo como base militar.
El hotel fantasma de Hitler
En la actualidad, los edificios de la isla de Rügen se han convertido en una pequeña ciudad fantasma. Los cristales de las ventanas están todos rotos, y sus fachadas aparecen llenas de pintadas. El Gobierno alemán no sabe que hacer con esta gran masa de cemento, ya que existe una orden que prohíbe derruirlo. Sobre el complejo surgen continuamente rumores, como que ha sido vendido para ser transformado en un verdadero lugar de vacaciones o que el hijo del actor y cantante Ernst Busch, un comunista prisionero del régimen nazi durante años, ha adquirido dos de los bloques de edificios para hacer apartamentos.
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La realidad es que este megacomplejo vacacional ideado por Hitler, quien nunca llegó a pisar la isla de Rügen, se va deteriorando día a día, y acabará por desaparecer como, por suerte, lo hizo el III Reich.